Depende de nosotros el bien de la salud
Muchos han esperado que Dios los preservara la enfermedad meramente porque le
pidieron que lo hiciera. Pero Dios no escuchó sus oraciones, porque su fe no se perfeccionó
por medio de las obras. Dios no obrará un milagro para preservar de la enfermedad a
aquellos que no se cuidan a sí mismos, sino que están continuamente violando las leyes de
la salud, y que no hacen ningún esfuerzo para prevenir la enfermedad. Cuando hacemos
todo lo que está de nuestra parte para tener salud, entonces podemos esperar que sigan
benditos resultados, y podernos pedir a Dios con fe que bendiga nuestros esfuerzos para la
preservación de la salud. El entonces contestará nuestra oración, si su nombre puede ser
glorificado por ello. Pero entiendan todos que tienen una obra que hacer. Dios no obrará de
una manera milagrosa para preservar la salud de personas que están siguiendo una conducta
que los lleva con seguridad a la enfermedad, por su descuido y falta de atención de las leyes
de la salud.
Los que gratifiquen su apetito, y entonces sufran por su intemperancia, y tomen drogas para
aliviarse, pueden estar seguros de que Dios no intervendrá para salvar la salud y la vida que
se puso en peligro en forma tan temeraria. La causa ha producido su efecto. Muchos, como
último recurso, siguen la instrucción de la Palabra de Dios, y solicitan las oraciones de los
ancianos de la iglesia para la restauración de su salud. Dios no ve conveniente contestar
oraciones ofrecidas en favor de tales personas, porque él sabe que si su salud fuera
restablecida, ellos la sacrificarían de nuevo sobre el altar de un apetito malsano.
[Véase también 713]
Una lección aprendida del fracaso de Israel
30*. El Señor prometió al antiguo Israel que lo preservaría de todas las enfermedades con
que había afligido a los egipcios,si tan sólo quería permanecer en él y hacer todo lo que
exigiera; pero su promesa tenía la obediencia por condición. Si los israelitas hubiesen
seguido las instrucciones dadas y sacado provecho de sus ventajas, hubiesen llegado a ser
una lección objetiva para el mundo, por su salud y su prosperidad. Los israelitas no
realizaron el propósito divino y perdieron así las bendiciones que les eran reservadas. Sin
embargo, en José y en Daniel, en Moisés y en Elías, como en otros muchos casos, tenemos
nobles ejemplos de los resultados que pueden obtenerse viviendo conforme a las verdaderas
normas. La misma fidelidad producirá hoy día los mismos resultados. A nosotros se aplican
estas palabras: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo
adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su
luz admirable" (1 Ped. 2:9).
31*- Si los israelitas hubiesen obedecido las instrucciones recibidas y aprovechado sus
ventajas, hubieran dado al mundo una verdadera lección objetiva de salud y prosperidad. Si
como pueblo hubieran vivido conforme al plan de Dios, habrían sido preservados de las
enfermedades que afligían a las demás naciones. Más que ningún otro pueblo, hubieran
tenido fuerza física e intelectual.
[Véase también 641-644]
La carrera cristiana
32* "¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se
lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se
abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una
incorruptible" (1 Cor.9:24, 25). 31
Aquí se establecen los buenos resultados del dominio propio y los hábitos temperantes. Los
diversos juegos atléticos instituidos entre los antiguos griegos en honor de sus dioses, nos
son presentados por el apóstol Pablo para ilustrar la lucha espiritual y su recompensa. Los
que debían participar en estos juegos eran entrenados en base a la más severa disciplina.
Toda complacencia que tendía a debilitar las facultades físicas era prohibida. Los alimentos
de lujo y el vino eran excluidos, a fin de promover el vigor, la fortaleza y la resistencia
física.
El ganar el premio por el cual luchaban -una guirnalda de flores corruptible, conseguida en
medio del aplauso de la multitud- era considerado como el más alto honor. Si tanto podía
soportarse, y tanta abnegación practicarse con la esperanza de obtener un premio de tan
poco valor, que en el mejor de los casos podía ser logrado sólo por uno, ¡cuánto mayor no
debe ser el sacrificio, cuánto más voluntaria la abnegación para ganar una corona
incorruptible, para conquistar la vida eterna!
Hay una obra que debemos hacer: una obra dura, ferviente. Todos nuestros hábitos, nuestros
gustos e inclinaciones deben ser educados de acuerdo con las leyes de la vida y la salud. Por
este medio debemos obtener las mejores condiciones físicas, y tener claridad mental para
discernir entre el bien y el mal.
2 comentarios:
okey; pero el comer carne no es malo...claro este argumento es muy propio de los vegetarianos. no digo que esté mal comer vegetales, es bueno; pero el comer carne no es malo. Me parece que una publicación de que tipos de carnes se pueden comer estaría buenísimo
Muchisimas gacias por tu comentario, queda atento que publicare especialmente para ti, lo que estas pidiendo.... Bendiciones
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