Permita que Dios dirija - ¿Con qué limpiará el joven su camino?
lunes, 6 de diciembre de 2010


21 de noviembre PERMITA QUE DIOS DIRIJA*


Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. Prov. 3: 6.
Durante las horas de la noche vino a mí en forma especial el Espíritu de Dios. Mi alma
se había extendido en súplica fervorosa a Dios. Estaba angustiada por la apostasía de su pueblo.
Mientras yacía en la cama, sin poder conciliar el sueño por la carga que sentía sobre mí,
suplicaba al Señor. Me dormí, y en la noche Dios me instruyó. Mi guía dijo: "Tengo una tarea
para ti. Debes hablar las palabras que el Señor te da. Luego que las hayas dicho, tu tarea estará
cumplida. No se requiere que entres en detalles frente a individuos, cualquiera sea su posición o
trabajo, si no reconocen la voz de Dios en el mensaje que El te da para que lleves en su nombre.
Todos tus esfuerzos para eliminar sus dudas serán inútiles si reúnen las nubes de la oscuridad
alrededor de sus almas. Si entras en detalles particulares, debilitarás el mensaje. No eres tú quien
habla, sino el Señor por tu intermedio. Los que quieran conocer la voluntad de Dios y no desean
seguir su propia voluntad y juicio, aceptarán fácilmente la súplica. Estarán listos para discernir el
camino correcto.
"Las razones y los motivos se te han encubierto, sin embargo di las palabras que te doy,
no importa cuán dolorosas sean para ti. Las maneras en que Dios guía a su pueblo son
generalmente misteriosas. Tú pediste conocer el camino de Dios. Tu súplica ha sido contestada.
Dios sabe mejor que tú qué es lo bueno y esencial para sus hijos. El Señor no los guía jamás de
otro modo que el que ellos mismos escogerían si pudieran ver tan claramente como El qué es lo
que deben hacer para tener caracteres que los harán aptos para las cortes celestiales".
El pueblo que Dios está guiando debe aventurarse basado en su Palabra. Deben avanzar
por fe. Hay verdades que se les ha confiado, que deben obedecer. La obra de Dios es agresiva.
Nadie puede estar en una posición neutral y a la vez ser un soldado en el ejército del Señor. Dios
tiene mandatos para su pueblo, y si están en estrecho contacto con El, oirán su voz y mantendrán
el paso con su Capitán. Avanzarán en el conflicto para pelear las batallas del Señor. Pero
aquellos que están en una posición indiferente, sin comprometerse, no ganarán victorias.
Debemos trabajar por fe y no por vista, permitiendo que Dios dirija la lucha... Imbuídos y
estimulados por el Espíritu de Dios, deben llevar este mensaje, sin preocuparse ni calcular los
resultados. Deben hacer su parte y dejar el resto con Dios (Manuscrito 29, del 21 de noviembre
de 1890, "Diario", visión del 29 de noviembre de 1890). 338

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