Las conversiones: ¿Falsas o verdaderas?
El poder de la Palabra
Dondequiera que la Palabra de Dios se predicara con
fidelidad, los resultados atestiguaban su divino origen. El Espíritu de Dios
acompañaba el mensaje de sus siervos, y su Palabra tenía poder. os pecadores
sentían despertarse sus conciencias. La luz "que alumbra a todo hombre que
viene a este mundo", iluminaba los lugares más recónditos de sus almas, y
las ocultas obras de las tinieblas eran puestas de manifiesto. Una profunda
convicción se apoderaba de sus espíritus y corazones. Eran redargüidos de
pecado, de justicia y del juicio por venir. Tenían conciencia de la justicia de
Dios, y temían tener que comparecer con sus culpas e impurezas ante Aquel que
escudriña los corazones. En su angustia clamaban: "¿Quién me libertará de
este cuerpo de muerte?" Al serles revelada la cruz del Calvario, indicio
del sacrificio infinito exigido por los pecados de los hombres, veían que sólo
los méritos de Cristo bastaban para expiar sus transgresiones; eran lo único
que podía reconciliar al hombre con Dios. Con fe y humildad aceptaban al
Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo. Por la sangre de Jesús
alcanzaban "la remisión de los pecados cometidos anteriormente".
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